viernes, 21 de noviembre de 2014

La nueva ética del individuo neoliberal: de la Ciberutopía a la Sociedad del Cansancio.


¿Qué tipo de sujetos crea el desarrollo capitalista actual: somos sujetos constituyentes de nuestra experiencia o somos sujetos constituidos exteriormente por el discurso de nuestro sistema económico? ¿Qué elementos definen nuestra ética y comportamiento en la actualidad? ¿Qué caracteriza a los directivos y managers en las empresas del presente? ¿En qué tipo de sociedades vivimos actualmente: aislados o en grupos sociales cohesionados? ¿Hay posibilidades para la acción política en las nuevas sociedades digitales?

1) A estas preguntas,  y con el pensamiento de: Michel Foucault, Byung-Chul Han, Michel Feher, César Rendueles y Gilles Lipovetsky, trato de dar una respuesta posible en el nuevo documento-paper :"La nueva ética del individuo neoliberal: de la Ciberutopía a la Sociedad del Cansancio", proveniente de la presentación realizada en el seminario Macrofilosofía del Presente  del Grupo de Investigación GIRCHE  en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Barcelona, el pasado 20 de Noviembre y que puede descargarse gratuitamente en pdf en el link adjunto abajo:

Descarga gratuita PDF La nueva ética del individuo neoliberal: de la Ciberutopía a la Sociedad del Cansancio


2) Si os interesan más materiales gratuitos sobre la Macrofilosofía del Capitalismo clicar en el link adjunto abajo:

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3) También se realiza con carácter abierto en Barcelona este 24 y 25 de Noviembre y el 2 de diciembre el V Coloquio Macrofilosófico Internacional en la Facultad de Filosofía de la UB organizado por el grupo GIRCHE.




Espero que os sean de utilidad para la reflexión sobre nuestro presente.

Contacto: larazondesencantada@yahoo.es

domingo, 16 de noviembre de 2014

Festival Filosofía "Barcelona Pensa": Macrofilosofía del presente.


Esta próxima semana, del 17 al 22 de noviembre, se realiza en Barcelona el primer festival de Filosofía "Barcelona pensa" organizado por la Universidad de Barcelona (UB) y coincidiendo con el día mundial de la Filosofía, que se celebra el jueves 20 de Noviembre.

Es una semana de Filosofía para todos que acogerá diferentes acontecimientos filosóficos gratuitos y abiertos: conferencias, exposiciones, cineforums, conciertos, cafés filosóficos, actividades para niños, etc y que tendrá lugar en diferentes espacios de la ciudad de Barcelona.

Se trata de sacar la Filosofía a la calle, una disciplina que parece meramente académica y solo para unos pocos, para acercarse a las preguntas que en el fondo nos atañen a todos y por las que deberíamos preguntarnos para intentar dar nuestras propias respuestas: ¿Cómo queremos ser gobernados?, ¿Cuales son las características del presente que afectan a mi desarrollo vital o profesional?, ¿Cómo quiero vivir mi vida?, ¿Qué relación hay entre la filosofía y artes como la pintura,  la música y el cine?... Se pueden consultar las diferentes actividades en su web (www.barcelonapensa.cat).



  • Uno de los actos abiertos recomendados, organizados dentro del festival por el profesor Gonçal Mayos, director del grupo de investigación GIRCHE  de la Facultad de Filosofía de la UB, es:


Macrofilosofía del presente: el miércoles día 19 de Noviembre a las 19 horas en el Ateneu Barcelonès. (http://www.barcelonapensa.cat/Acte:Macrofilosofia_del_present)


Macrofilosofia del present

Gonçal Mayos (UB)Ginés Navarro (UNED)Martha Palacio (UB)
Ateneu Barcelonès (Sala d'Actes Oriol Bohigas) | dimecres 19 de novembre, 19:00

En este acto se intentará pensar las características de la realidad presente desde una perspectiva de pensamiento macro y multidisciplinar, para dar de este modo herramientas para cambiarlas.








Como expone el pensador Giorgio Agamben: "la filosofía no es una disciplina, la filosofía es una intensidad, que, como sucede en un campo magnético o en un campo eléctrico, puede atravesar cualquier disciplina. Algo estético, algo religioso o económico puede resultar filosófico en la medida en que se aborda y se carga de una intensidad más fuerte." Pensemos pues públicamente para aumentar la intensidad de este mundo y hacerlo mejor.


lunes, 10 de noviembre de 2014

El Capitalismo como religión: deuda y culpa.

Una de las principales consecuencias que más sufrimiento están generando de la crisis actual es el endeudamiento tanto de las empresas como de los particulares. Quizás, lo realmente significativo de esta situación de sobreendeudamiento, sea la incapacidad de reparar o devolver la deuda y entrar de ese modo, en un círculo vicioso donde el acreedor tiene la posición privilegiada y el deudor se ve culpabilizado, castigado y hasta sacrificado en un ciclo que parece no tener fin. Quién esta endeudado es culpable y debe pagar sus deudas: incluso con su propio cuerpo como el pago mediante la libra de carne en el Mercader de Venecia de Shakespeare.

Para intentar comprender este discurso del endeudamiento sobre la crisis podemos encontrar en el breve texto del filósofo Walter Benjamin "El Capitalismo como religión" , las bases históricas y culturales de esta relación entre deuda y culpa, que adquiere un carácter teológico en nuestra sociedad actual y es incluso recogida en nuestro código penal. Para Benjamin el capitalismo no solo tiene un origen religioso, sino que es una religión. Recordemos que por ejemplo para Max Weber las prácticas capitalistas tenían un origen religioso en la creencia calvinista de la predestinación donde el éxito económico se interpretaba como signo de elección.

Benjamin nos expone que el capitalismo no es un conjunto de prácticas de origen religioso sino que va más allá y postula que es una religión en sí mismo con tres características que la definen: 1) es una religión completamente ritual sin dogmas. Producción y consumo se realizan como culto divino. Es una religión sin dogmas que se reduce de una forma obsesiva al culto divino. 2) ese culto no tiene ningún descanso. Todos los días son fiestas de guardar, de producir o consumir a crédito. Esto convierte nuestro tiempo en una repetición circular donde todos los días son festivos en una reiteración vacía de novedades que se repiten. 3) Es capitalismo en una religión de la culpa. En alemán "culpa" y "deuda" se dicen con la misma palabra "Schuld". Ser deudor y ser culpable son sinónimos. Pagar la deuda se corresponde con la expiación de la culpa. La religiosidad del capitalismo es mítica. Lo propio del mito es la transmisión de la culpa. En el mito, la culpa heredada, generación tras generación, vuelve justificable el sufrimiento. La culpa hace tolerables y admisibles los padecimientos del hombre ocultando así la injusticia. "Usted es culpable por haber nacido" dice el juez al condenado en El proceso de Kafka.

Lo específico de la religión capitalista es que la culpa/deuda no se salda nunca. El objetivo es transformar en deudor/culpable a todos los hombres. El capital se convierte en un generador global de deuda de personas y países que pierden así su autonomía o soberanía. Parece que el crédito domine el mundo y el futuro de los hombres. El capitalismo es una religión que no incluye la redención, la expiación, la liberación o el perdón y por tanto la cancelación o condonación de la deuda. Esta imposibilidad de desendeudamiento y de expiación provoca el agotamiento y la depresión del sujeto. El gran objetivo neoliberal ha sido siempre la individualización de los riesgos: si no se tiene éxito, si no se pueden repagar las deudas y te desahucian, la responsabilidad única es del individuo ocultando de este modo factores estructurales del sistema que generan injusticias, castas extractivas o desigualdad de oportunidades a las que el individuo no puede hacer frente.

¿Hay salida de este mito circular vicioso? Keynes decía que la función de lo religioso es asegurar el futuro, tan inseguro para el ser humano. Y parece que la seguridad que daba la religión ahora la da el dinero. Deberíamos hacer del dinero algo neutral o como mínimo no un instrumento de dominación políticamente destructivo y acabar con ese mito de culpabilidad mediante la Ilustración: retomar la idea de que el hombre solo es culpable de las faltas que haya cometido libremente. Buscar esa acción libre que rompa el círculo mediante la justicia solidaria y fraternal para con los que sufren (las plataformas antideshaucios pueden ser un ejemplo), dando un verdadero empoderamiento a la población y devolviéndoles su dignidad. Nadie es culpable por haber nacido. Hemos seguramente de volver a pasar de nuevo del mito al logos.





lunes, 3 de noviembre de 2014

La felicidad paradójica: la recomposición de la moral.


El Capitalismo dislocativo que sufrimos actualmente no permite a las personas el poder desarrollar proyectos de vida con seguridad y estabilidad, ya que nos vemos arrollados por la velocidad con la que ocurren los acontecimientos. La demanda de plena flexibilidad y el alto ritmo de exigencia que muchas veces se nos solicita imperativamente, sobrepasan  nuestra comprensión cognitiva de estos factores de cambio estructurales: y parece que nos amoralizan, corrompen e individualizan. Nos aíslan en nuestra búsqueda del éxito personal que la sociedad nos exige. Para acabar finalmente por dislocar nuestras construcciones sociales, nuestra subjetividad y creencias o nuestros deseos personales de progreso futuro. ¿Hasta dónde llega esta dislocación? ¿Hay posibilidades de abordarla y convivir con ella?.

Para el sociólogo Gilles Lipovetsky vivimos en una felicidad paradójica: la sociedad del entretenimiento y el bienestar convive con la intensificación de la dificultad de vivir y del malestar subjetivo. El hedonismo ha perdido su estilo triunfal: de un clima progresista hemos pasado a una atmósfera de ansiedad. Es incontestable que la búsqueda del placer individual y del éxito personal, así como el rechazo de un compromiso colectivo de índole restrictivo, caracterizan a la época posmoderna.

Pero hemos de ser conscientes también que vivimos en sociedades de geometría variable, donde las explicaciones unidimensionales no suelen aprehender toda la complejidad de las mismas; llevándonos a hacer diagnósticos apresurados, sesgados o simplemente ideológicamente interesados. Vivimos en sociedades donde se da la cohabitación de contrarios a modo de las paradojas de la democracia que exponía Tocqueville: donde la afirmación y su contrario pueden coexistir en un mismo hábitat social.

De este modo, para Lipovetsky el incremento de la autonomía individual no ha tenido como correlato la decadencia de lo colectivo, ni la promoción del narcisismo una pérdida de los puntos de referencia tradicionales. La moral no ha abandonado en modo alguno nuestras sociedades, se ha recompuesto de otro modo. Tras los números casos de corrupción política, el desafío de nuestras sociedades modernas no estriba en rehabilitar la moral, sino en favorecer en su seno un individualismo responsable y obrar de tal manera que la irresponsabilidad individual retroceda.

Desde Rousseau, nada hay más común que la temática centrada en la decadencia moral y la cultura. Desde que nuestras sociedades entraron en la época del consumo de masas, son los valores individualistas del placer y de la felicidad, de la plenitud íntima, los que predominan; y ya no la entrega propia de la persona, la virtud austera, la renuncia a uno mismo.

En la actualidad, las acciones éticas suelen combinarse con la diversión, el interés económico, la libertad individual. La moral que domina nuestras sociedades es una moral interpersonal y emocional, indolora y no imperativa, una moral adaptada a los nuevos valores de autonomía individualista. Ya no es apropiado interpretar nuestra sociedad como una maquina de disciplina, de control y de condicionamiento generalizado, mientras la vida privada es más libre, más abierta, más estructurada para las opciones y juicios individuales.

Para Livovetsky, no es cierto que el mundo neoindividualista sea equivalente al cinismo generalizado, a la irresponsabilidad, al declive de los valores y la corrupción política. La eclosión individualista de los valores y el relativismo posmoderno tienen sus límites. En realidad, vemos cómo se recompone un fuerte consenso social en torno a los valores básicos de nuestras democracias: los derechos del hombre, el respeto de las libertades civiles y la individualidad, la tolerancia, la honestidad, el pluralismo. La cultura individualista liberal es mucho menos relativista y desorientada de lo que se suele afirmar.

El mundo de la libertad individualista, nos dice Lipovetsky, no conduce al desorden sin freno de las costumbres. En este sentido, la cultura posmoralista funciona como un "desorden organizador": el liberalismo cultural genera más costumbres sensatas que costumbres disolutas. La interrogación ética aparece como una necesidad de establecer límites y de proteger al hombre frente a los peligros del turbocapitalismo, la tecnociencia y de la autonomía individualista depredatoria desenfrenada.

No todo se reduce al doping o animación de la existencia vía consumir: hoy, mucha gente afortunadamente realiza también todavía inversiones en la vida familiar, la relacional desinteresada, la esfera del voluntariado social y la acción política, el trabajo y la cultura como formas de autorrealización. Con el retroceso moderno de las tradiciones, corresponde a cada cual determinarse, inventar su propia moral como diría Sartre.

Si analizamos justamente con perspectiva nuestra sociedad, no estamos ante un nihilismo moral sino paradójicamente ante un ética de geometría variable: de varias variables que pueden ser contrarias, que combate la dislocación, que debe ser inflexible y categórica para muchas cuestiones esenciales (como la corrupción) pero dúctil en la diversidad social que habitamos. Queda mucho por hacer pero solo se hace camino al andar. Hay motivos para la esperanza: la dislocación aún no nos ha sacado del camino.