domingo, 19 de enero de 2014

¿Hacia dónde nos dirigimos?: haciendo prospectiva


El hombre siempre ha especulado sobre el destino que le espera. En nuestra especie existe una necesidad biológica de hacer prospectiva, de predecir y todo el mundo intenta aprovecharse del futuro ignorado. También sabemos que somos una especie cuyos intentos de predicciones normalmente han sido decepcionantes. Sabemos, o deberíamos saber, que no existe designio alguno en el desarrollo del hombre, ni en las sociedades que el hombre crea, ni en sus formas de vida futura; solo ruda competencia primero por sobrevivir y luego por conseguir mayor reconocimiento. Precisamente, la falta de designio predeterminado es la primera condición de la supervivencia de seres, sistemas o cualquier tipo de entidad.

Tras un periodo de crisis sistemática dura surge naturalmente la pregunta de ¿hacia dónde nos dirigimos? ¿Qué cosas han cambiado en este periodo tan crítico y cómo van a ser en el futuro?. Para responder quizás lo mejor es utilizar una disciplina Macrofilosófica pluridisciplinar e intentar dilucidar como han variado y cómo evolucionaran los grandes atractores y tendencias que gobiernan nuestras sociedades.

Hagamos pues prospectiva aún sabiendo que seguramente nos equivocaremos , así en el futuro:

  •  Todo sera económico o no será: Todo indica que la economía es causa de sí misma y causa de las causas que determinarán el futuro de nuestra especie. Siempre será escaso aquello que deseemos de verdad. Nuestras actitudes estarán condicionadas por la competencia que los actos económicos de los demás ejercerán sobre nuestras limitadas opciones a obtener bienes y valores escasos. El desarrollo de la democracia, siempre imperfecta, la expansión de las libertades, la creación de instituciones supranacionales, cualquier tipo de gobernanza mundial requieren previamente la aprobación subliminal de los resultados económicos que pueda aportar. Y sin esta aprobación de la relación coste/beneficio no prosperará ninguna evolución cultural. La economía se ha convertido en la gramática universal que todos hablamos y utilizamos aunque no seamos conscientes de ello.
  • El poder duro ha dejado de existir: hemos pasado del control normativo a la seducción. El poder es ejercido por medio de la seducción. de la tentación. Implica la cooperación del sujeto. Las grandes multinacionales es algo que desde hace tiempo ya han incorporado a sus políticas empresariales: mediante la creación de su propia Cultura y comportamientos vitales buscan la servidumbre voluntaria de sus empleados: si les coaccionan no pueden contar con su cooperación, pero si les seduces, estarán listos para darte sus servicios y disfrutar además con ello.
  • El apetito del individuo por obtener un mayor reconocimiento será insaciable: como explica el sociólogo Zygmunt Bauman vivimos en una sociedad confesional. El desarrollo cultural en masas cada vez más amplias de la sociedad incrementará exponencialmente la competencia de egos. Queremos que más y más gente sepa lo que estás haciendo, tenemos miedo de romper lazos sociales, de la exclusión amenazante, de la soledad; de ahí el éxito de las redes sociales.  La gente hoy tiene miedo de ser dejada a solas, excluida, desechada. Si alguien está interesado en ellos están contentos. La frase "el Gran Hermano te vigila" ya no es una amenaza. Lo importante es que hablen de uno.
  • Nuestra identidad será nómada: en un mundo dónde ya no existen verdades absolutas, ni síntesis claras, la realidad será conflictiva y todo será relacional. Podremos concebir una totalidad pero está deberá ser siempre abierta. La cultura seguirá siendo, a pesar de algunos planes de estudio, la forma de resolver de forma dialéctica el conflicto inherente al vivir. Ya no existirán identidades esencialistas fijas (ser hombre, madres, profesionales) sino identidades nómadas donde la gente buscará tener las posibilidades de vivir según sus deseos cambiando de identidad si es necesario o improvisando nuevas posibilidades de mejora.
  • Todo será convergente: en todos los ámbitos de la vida, las realidades se diversifican, se dispersan, comprueban su viabilidad y finalmente por selección, fusión o asimilación, retornan a la convergencia. En la disciplina económica la convergencia será afortunadamente inevitable. La amplia separación entre el mundo avanzado y el mundo desarrollado está convergiendo. Las enormes asimetrías entre los países industrializados y los países en desarrollo no han desaparecido, pero se están reduciendo y el patrón, por primera en 250 años y gracias al impacto a largo plazo de las tecnologías de la información, es de convergencia en vez de divergencia. La tecnología tiene tal influencia en el entorno vital que llega a hacer innecesaria la selección genética. El más fuerte ya no encabeza necesariamente el cambio evolutivo y nuestro mundo podrá ser, desde el punto de vista material y humano, más inclusivo y convergente.
Seguramente lo más importante de esta necesidad humana de hacer prospectiva, de preguntarnos hacia dónde vamos, es que inherentemente todos queremos seguir viviendo construyendo nuestro futuro. A pesar de la crisis, si extraemos sus enseñanzas vitales en positivo y continuamos avanzando en tecnologías que cambien nuestra vida, podemos ser racionalmente optimistas con respecto al futuro y a su gestión racional. Y como decía Hegel: "al que considera el mundo racionalmente, el mundo le presenta a su vez un aspecto racional. La relación es mutua". ¿Hacia dónde nos dirigimos?: Hacia un mundo racionalmente mejor.



No hay comentarios:

Publicar un comentario