domingo, 2 de diciembre de 2012

El materialismo: la naturaleza de las cosas


Hay tiempos en que se hace necesario ser radicales y como indica la propia palabra ir a la raíz  y buscar los límites de lo que nos rodea: tomarnos una pausa, focalizar nuestra mirada y hacer una reducción para captar la esencia de las cosas y ver en ellas lo que íntimamente las conforma para reflexionar sobre la importancia que ello tiene para nosotros y de esta comprensión interiorizar unas pautas de actuación. En este sentido hay corrientes del pensamiento como el materialismo que a pesar de haber sido denostadas deben formar parte de cualquier análisis serio de la realidad como una forma plausible de explicación de la misma y que tiene una fuerte influencia no sólo en la forma en como entendemos las cosas sino también en como nos comportamos.

El materialismo es una doctrina según la cual no existe otra sustancia que la materia. Se opone al espiritualismo, que postula que el espíritu constituye la sustancia de toda realidad. El materialismo rechaza la existencia del alma, el más allá y Dios. El pensamiento lo considera un dato secundario, ya sea porque lo reduce a hechos puramente materiales o porque niega su realidad al considerarlo una reacción fisico-química en el cerebro (epifenómenos) y una simple prolongación del conocimiento de la naturaleza. Responde una cuestión fundamental de qué es primero: el pensamiento o la materia dando absoluta preeminencia al mundo material que precederá siempre al pensamiento.

Podemos comprender el materialismo como una forma científica y racional de entender la realidad al abogar por una visión del mundo en la que todo lo existente es materia-energía física que sigue sus correspondientes leyes naturales y excluyendo cualquier otro ente no material o espiritual. No debemos confundirlo con la etiqueta peyorativa que utilizamos para aquel que busca un estilo de vida donde la riqueza, el dinero y las comodidades son su razón de ser y que deberíamos denominar más bien como consumismo.

La reciente novela  ganadora del Pulitzer  El giro de Stephen Greenblatt narra el descubrimiento en el siglo XV de un poema filosófico denominado De rerum Natura (Sobre la naturaleza de las cosas) del autor romano Lucrecio el cual pasa por ser uno de los mayores esfuerzos de un ser humano destinado a la comprensión de la realidad, del mundo y lo humano. Se retoma en ella la física atomista y materialista de Demócrito y la filosofía moral de Epicuro (que propugna la búsqueda de una vida buena y feliz a través de la administración inteligente de los placeres y dolores, la ausencia de la turbación (ataraxia) y los vínculos de amistad) lo cual es de importancia vital para la construcción de la modernidad. Causa una gran sensación en el Renacimiento que partía del encorsetado pensamiento escolástico medieval, ejerciendo una notable influencia sobre pensadores y científicos como Erasmo, Montaigne, Giordano Bruno, Galileo o Newton que cambiaron sin duda nuestra forma de entender el mundo.

Y a pesar de que puede parecernos lo contrario la visión materialista puede ayudarnos en la forma en que nos confrontamos a esta realidad que nos ha tocado vivir: ofrece una sensación de liberación con una visión racional del mundo y la capacidad de mirar de frente lo que puede parecernos más amenzador: las construcciones espirituales a veces artificiales e interesadas que otros hacen por nosotros de lo que debemos Ser o conseguir, para al confirmar que el mundo es únicamente la naturaleza y que la naturaleza está compuesta solo de materia ser la guía más segura para comprender las cosas y modelar el Yo a fin de que viva la vida con placer y se enfrente a la muerte con dignidad. Como decía el filósofo francés Deleuze debemos liberar nuestra vida del lenguaje del Ser, de los juicios trascendentes y la moral externa. La lógica de la vida no es una lógica del Ser (alguien) sino la del devenir en nuestra particular experiencia material. Lo viviente es pues un devenir, no un Ser. Nos toca solo ser libres en este devenir material en el que vivimos.



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