domingo, 21 de octubre de 2012

La Sociedad del riesgo: eligiendo nuestra identidad


Cada día nos debemos enfrentar a una actualidad que se forma con noticias de crisis financieras, despidos masivos, catástrofes ecológicas, terrorismo o guerras. Hemos ido renunciando poco a poco a una seguridad en la que en mayor o menor medida basábamos nuestras vidas y que el marco institucional actual ya no puede garantizarnos. Nos vemos impelidos a intentar desarrollar nuestro devenir vital en medio de la incertidumbre y ese caos en que aparentemente se convierte a veces el entorno que habitamos. Debemos en definitiva asumir que el riesgo forma ya parte de nuestras vidas y que a consecuencia de ello se esta formando una nueva sociedad a la que tendremos que irnos adaptando.

El sociólogo Ulrich Beck en su obra La sociedad del riesgo mundial realiza uno de los mejores y más lúcidos análisis de esta nueva sociedad en la que desarrollarnos nuestras vidas. Beck define la sociedad del riesgo "como la fase de desarrollo de la nueva sociedad moderna donde los riesgos sociales, políticos, económicos e industriales tienden cada vez más a escapar a la instituciones de control y protección de la sociedad industrial". La segunda modernidad que estamos viviendo actualmente se esta confrontando con las consecuencias no deseadas de sus acciones: el desarrollo industrial y financiero no regulado por el sistema político produce riesgos de una nueva magnitud que se hacen incalculables, imprevisibles e incontrolables por la sociedad actual que había sido creada como una empresa para la construcción del orden y el control.

En la primera modernización se creó la sociedad industrial, basada en una estructura estamental, identidades fijas (basadas en la etnia, la religión, la familia, el trabajo...) y un empleo fijo, regulado y rutinario. Con la llegada de la segunda modernidad y la sociedad del riesgo, las fuentes colectivas que dan significado a la sociedad se agotan y el individuo, busca de forma independiente, una identidad en la nueva sociedad.  La globalización, el neoliberalismo y el excesivo peso del mercado toman la posición central. Como dice Beck "en las situaciones de clase el ser determina la conciencia, mientras que en situaciones de riesgo es al revés, la conciencia determina el ser". Con el retorno de la incertidumbre y la aparición del riesgo como reconocimiento de lo impredecible, la sociedad se convierte en un problema para sí misma y provoca un proceso de individualización a través de la desvinculación de las formas tradicionales donde las personas deben construir trayectorias vitales de forma reflexiva, escogiendo trabajos, parejas y formas de vivir. Y todo esto, dentro de un entorno con empleo desregulado y precario y crisis económicas recurrentes.

En esta nueva sociedad sometida a fuertes riesgos y a procesos de individualización  tenemos que ser conscientes que se hace muy difícil intentar realizar una planificación controlada de una trayectoria personal y profesional. Deberemos ser capaces de adaptarnos a múltiples identidades y tareas que coexistirán en cada uno de nosotros. Nos ayudará superar las concepciones localistas y tener un enfoque cosmopolita donde el espacio de las experiencia de los otros sea importante y se vincule a todo el globo. Y como forma de disminuir la incertidumbre y para contrarrestar el excesivo poder del mercado, debemos ampliar nuestro circulo social y cultural, abriéndonos a nuevas formas de pensar y de interpretar la vida que equilibrarán esa ansiedad  en que a veces somatizamos riesgos que subjetivamos y engrandecemos irracionalmente. Nuestra misión en definitiva quizás sea evitar que la identidad nos la construyan sobre el olvido de lo que somos o queremos ser.



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