viernes, 25 de noviembre de 2011

Trascendiendo nuestros límites: adueñandonos de nuestra realidad


En ocasiones tenemos la sensación de estar encerrados en una realidad que nos limita y  presiona. Generalmente no tenemos consciencia de que somos nosotros mismos los que nos autoimponemos unas fronteras que no dejan de ser mentales y que pueden ser traspasadas, no sin esfuerzo.

Y tiene importancia intentar pensar, como decía Foucault, en cual es el foco de la experiencia que vivimos: delimitar cuales son los saberes y verdades que aceptamos como válidos, que prácticas normativas de comportamientos deseables se derivan de esos saberes y finalmente que constitución de modos de Ser de sujetos se determinan. Hemos de aprender que el poder es una estrategia que crea una realidad delimitada y deseable para nosotros, por la que a veces servilmente lucharemos para alcanzarla o mantenernos en ella.



Pero, ¿cómo podemos trascender e ir más allá de esos límites que nos imponen externamente?. El filósofo francés Deleuze nos invita a liberar la vida del lenguaje del Ser, de los juicios trascendentes y la moral externa. La lógica de la vida no es una lógica del Ser (alguien) sino la del devenir en nuestra particular experiencia. Y nos propone también ampliar nuestros territorios: que son los espacios que ocupa un cuerpo vivo mediante los afectos de los que es capaz de generar.

A modo de su figura  rizoma, no debemos enraizarnos en nuestra identidad , sino tenemos que buscar las conexiones que nos convienen, lo que nos hace crecer y expansionarnos (libros, músicas, paisajes, personas...) para hallar esas líneas de fuga que permitan conectar nuevos territorios sin la necesidad de abandonar otros ("y..y..y..").


Es esa búsqueda de nuevos territorios inexplorados e ignotos, sin dar por inmutable la realidad que ahora vivimos ni por necesariamente aceptables las opiniones que interesademente recibimos, la que nos permitirá adueñarnos de nuestra propia realidad a través del devenir de una experiencia afectiva vital que se hace nómada por actitud consciente.

Y es que habrá sin duda fracasos ante el mundo exterior que nunca lo serán ante nosotros mismos. Basta simplemente una mirada diferente para trascender esos limites y divisar nuevos paisajes que decanten nuestra particular e intransferible historia personal de éxito.

1 comentario:

  1. Me alegro de haber encontrado un no-lugar tan rizomáticamente filosófico.

    Un saludo!

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