martes, 10 de mayo de 2011

Hacia la emancipación: la libertad en nuestras manos


Hay una cuestión que quizás todos nos hemos preguntado en algún momento de nuestra vida y es cuanto hay en nosotros propio, proviniente de nuestros interior, de nuestro sentir y pensar y cuanto es heredado, impuesto o influenciado desde el exterior.

La respuesta  no es fácil ni evidente: como seres humanos somos una amalgama de necesidad y azar. En nuestra formación y carácter confluyen todo un conjunto de aspectos biológicos, culturales o sociales y económicos, algunos sin duda  heredados o impuestos pero otros por el contrario elegidos activamente.

Y para los antiguos Griegos la formación del carácter o ethos era una de las principales bases de su educación o paideia: la confrontación y respuesta de Ser Individual ante los desafíos de la realidad o su destino trágico era una de sus principales preocupaciones recogidas magistralmente en sus Tragedias. Y en esa respuesta proviniente del ethos ante esos momentos difíciles estaba muchas veces contenido todo el sentido, dignidad y valía de una vida humana.

En el fondo, en esta época de Oro de nuestra Historia como Occidentales lo que subyacía era una confianza inmensa en las posibilidades de la individualidad y de las capacidades críticas del pensamiento y raciocinio del Ser humano para enfrentarse a las adversidades, sin necesidad de ataduras ideológicas o supersticiosas ni adicciones a objetos o modas.

Y eso a pesar de que finalmente como bien sabemos que como humanos nuestro destino final es, como para los Griegos, trágico. Pero en el camino queda también la alegría y sentido de vivir una vida donde nosotros decidamos a pesar de que a veces nos equivoquemos o suframos por nuestras decisiones.

En el Siglo de la Luces con la aparición del Proyecto Ilustrado la palabra emancipación toma centralidad  en el pensamiento y los sistemas educativos y esto sea quizás lo más importante que podemos transmitir a otras generaciones: decidir por nosotros mismos ante los retos de la vida con autonomía y consciencia es una de las cuestiones más difíciles pero por otro lado más gratificamentes que puede haber.

Pensar que en nuestro interior radica la verdadera libertad y que está siempre bajo nuestra responsabilidad y en nuestras manos cómo, desde nuestro carácter, respondemos ante situaciones difíciles que siempre nos va a plantear la vida, lejos de ser una pesada losa es al contrario lo más valioso que puede conformarnos como Seres Humanos.

Como sabiamente decía ya nuestro admirado Quijote:

"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida"

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