miércoles, 30 de marzo de 2011

Civilizaciones en Iberia: la resilencia ante las adversidades


En todo nuestro horizonte vital casi a modo de ley universal inmutable siempre vamos a tener mejores y peores momentos. Y estas situaciones van  a dejar sin que podamos evitarlo pequeñas o grandes marcas en nuestra historia personal. Pero quizás lo importante no sea tanto la situación en sí, sobretodo cuando esta es negativa, sino la forma en como la gestionamos y afrontamos.

Y esta capacidad de sobreponernos e intentar aprender de estos periodos de dolor emocional se denomina en psicología resilencia. Es en el fondo  todo un proceso dinámico de adaptación positiva a estos contextos de gran adversidad. Sin duda nada fácil de llevar a cabo ya que intervienen muchos factores a combatir como los neuroquímicos con el aumento de la cortisol en nuestro organismo pero también hay que considerar que  en todos nosotros como Seres Humanos está esa fuerza y capacidad interior para resistir, como ciertos árboles, vientos huracanados soplando en nuestra contra.

A veces las dudas pueden asaltarnos en este proceso, pero lejos de ser un factor paralizante es parte consustancial de esta batalla interior. Muchas veces son las pequeñas cosas las que realmente nos hacen salir adelante y ayudarnos en estos momentos: el poder curativo de las palabras de una conversación sincera con personas que estimemos, cierta música o lectura que nos reconforte o la simple confianza desasosegada de sentirnos parte temporal  afortunada  como seres vivos de ese continuo fluir universal que ya nos describieron los sabios griegos como Heráclito: "Panta rei" (todo fluye).

Esa celebración del asombro que produce el hecho de estar vivo es finalmente lo importante. Tener la fortuna de compartir con nuestras personas queridas y sentir todos los momentos y oportunidades que nos brinda la vida y ser capaces de lanzarnos sin miedo a ese gran río compartido que era el fluir vital para los griegos es quizás recompensa más que suficiente a pesar de los sinsabores o las dudas que a veces puede ocasionarnos

Y simplemente paseando por nuestra querida Peninsula Ibérica en las ruinas griegas y romanas de Empuries en la costa de Gerona podemos tomar conciencia de la capacidad del ser humano de dar respuesta a ese desafío del sentido y  a veces de la adversidad que es la vida. Unas civilizaciones de cuyas creaciones culturales y literarias aún  nos nutrimos y reconfortamos y que nos ofrecen esa íntima confianza de que como dignos herederos tenemos en nosotros depositados esa capacidad clásica de elevarnos y superar en compañía cualquier desafío que la vida nos ponga.

domingo, 27 de marzo de 2011

Portugal y el Fado: la belleza del sentimiento de autenticidad


"El fado es el cansancio del alma fuerte, la mirada de desprecio de Portugal al Dios en que creyó y también lo ha abandonado"
                                          FERNANDO PESSOA

Muchas veces intentamos suspender el juicio racional y tratamos de comprender un país y sus gentes sientiéndolo a través de su música que es una de las expresiones más puras del alma y que nos llega sin intermediarios a todos nuestros sentidos y entendimiento.

Y el Fado para los Portugueses lejos de ser algo pintoresco es algo que realmente corre por sus venas y forma parte de su código genético.Una música  triste que emana de la profundidad de ese sentimiento oceánico de melancolía que ellos denominan saudade y que lo recoge a uno y lo arropa en el descubrimiento de nuevas dimensiones del sentir humano.


Los Portugueses son pesimistas por naturaleza con una fuerte estética decadente  como la que se puede admirar en su querida y bucólica Lisboa y barrios como el Alfama. Parecen que están siempre mirando a un tiempo pasado donde todo era mejor. Dicen que es un país donde demasiadas cosas no son verdad como los heterónimos de Pessoa o el regreso de la niebla de su rey Sebastián para devolver a su país a sus tiempos gloriosos. Como tan bien expresaba la cantante de fados más reconocida Amália Rodrigues: "Todo esto existe, todo esto es triste, todo esto es fado"

La misma palabra Fado viene del latín fas, fatum que significa destino. Un destino que para los Portugueses, como no podría ser de otra manera, es trágico como la situación a la que parece abocada con su crisis actual todo el país pero que también deberíamos ver de otra forma si nos atenemos a su historia: Portugal es un país donde asoman rasgos geniales como ese afán y valentía de conquistadores de la inmensidad oceánica que abarcó los cinco continentes a modo de la primera globalización y que nos ofrecio nuevos y necesarios horizontes en una Europa ensimismada en sí misma. Y esa capacidad de descubrimiento e invención la vemos en sus creaciones artísticas donde el ahora tan escaso sello de autenticidad humana y espiritual emana por todos sus poros.

Y sintiendo y escuchando el Fado es el mejor homenaje que podemos dar a nuestros estimados vecinos de Península. Os dejo dos vídeos de fado más moderno para vuestro disfrute: O paraíso de Madredeus y Rosa Branca de la cantante actual más reconocida Mariza



sábado, 19 de marzo de 2011

Argentina: la nostalgia como camino nacional

"Pocos países en el mundo [como Argentina] debe de haber en que el sentimiento de nostalgia sea  tan reiterado" 
                      ERNESTO SÁBATO

Cuando uno mira geográficamente el mundo y tiene esa perspectiva Eurocéntrica de falsa atalaya civilizatoria y moral que adquirimos casi inconscientemente de serie, se da cuenta de que ciertas quizás lejanas geografías están en el fondo mucho más cercanas sentimentalmente de lo que pueda parecer. Y no es necesario haberlas visitado físicamente para sentirlas como propias a través de su gente y la cultura que proyectan.

Uno de esos países que muchos sentimos como muy cercanos es sin duda Argentina. Un país enclavado en el sur de un vasto continente como el Americano y  ligado con nuestra historia desde hace siglos. Lo realmente fascinante de ese país y su gente es que a pesar de que parece estar inmerso en un estado permanente de crisis económica y social ello no es óbice para tener una enorme fecundidad cultural de búsqueda de respuestas al desafío del sentido desde una oralidad que dominan magistralmente en todos los ámbitos como el literatario, cinematográfico o musical.

Un uso de la palabra a veces desbordante y apabullante pero que en el fondo muestra la prometéica actitud que esta en la esencia del Ser Humano para comprender e intentar ser comprendido. Y como nos decía Aristóteles la felicidad esta en el conocimiento aunque a veces provoque melancolía. Y ese reverso melancólico y a su vez nostálgico es quizás el precio que tienen que pagar los Argentinos por este prometéico atrevimiento. Una nostalgia que forma parte de su carácter y forma de ser nacional y que a lo mejor en el fondo revela la oportunidad quizás perdida de construir en el Nuevo Mundo Americano una sociedad radicalmente diferente a la heredada desde las atalayas Europeas.

Una de las mejores formas de comprender y acercarse a ese carácter tan Argentino es a través de su literatura y dos de sus universales escritores y maestros: Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato. Resulta difícil resumir estos dos grandes autores pero de Borges es encomiable su amor por los libros y la lectura como él sabiamente nos decía: "Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mi me enorgullecen las que he leído"  y también su fascinación por las Bibliotecas como su imaginaria del relato breve  la Biblioteca de Babel que es la que contiene todos los libros posibles y resulta una alegoría precursora de nuestro internet actual.


De Sábato sin duda su novela más conocida El Túnel: una obra precursora también de la novela psicológica con un profunda carga de visión metafísica del existencialialismo donde nos intenta mostrar que a veces en lo oscuro del alma es donde el hombre intenta conocer la verdad.

Y la magia de las palabras las tenéis en el vídeo de abajo en una poesía mensaje titulada Instantes atribuida a Borges y es que a veces la nostalgia es el camino necesario hacia la felicidad.

martes, 15 de marzo de 2011

El mito de Fausto y el vivir con sentido

A todos nos ha surgido en algún momento de nuestra vida la pregunta de si tiene sentido hablar de construir una vida con sentido. Sabemos que nuestra vida tiene un tiempo vital limitado y a veces nos preguntamos si podemos sumergirnos a fondo en la vida y a la vez querer comprenderla.El eterno dilema entre la imposibilidad de una vida experimentada o sólo reflexionada esta servido.

De muchos consejos y recomendaciones que nos dan o leemos habitualmente parece que la felicidad no tiene ningún misterio: el hombre feliz es el que no mira atrás ni tampoco hacia adelante. Vive exclusivamente en el presente. Pero hay una cosa que el presente no puede proporcionar: el sentido. Los caminos de la felicidad y del sentido son diferentes. Como nos dice el escritor Jed Rubenfeld si lo que el hombre quiere es el sentido (de sus sueños, de sus deseos, de su vida) el hombre ha de revivir su pasado, por más tenebroso que sea, y vivir para el futuro por más inseguro que se le presente. En palabras del filósofo Kierkegaard debemos superar la fase estética de los humanos.

Parece ser entonces que buscar el sentido de la vida es más complicado que vivirla. Atreverse a comprender sería quizás la pérdida de la inocencia y la expulsión del arcaico mundo feliz. Pero por otro lado, como también nos dice el escritor Aldous Huxley, el encanto real de la vida intelectual es su facilidad. Vivir es mucho más difícil que el sánscrito, la física y la economía. Muchas veces se articulan simples y  falsas abstracciones en lugar de las vivientes complicaciones de la realidad.  Para Huxley la vida es algo peligroso y contradictorio que nos interpela y reclama nuestra acción y no solo nuestra aséptica reflexión.

Y dentro de la literatura el mito de Fausto genialmente recreado por Goethe recoge de manera magistral este eterno dilema entre experiencia o intelectualidad. Y como muy bien nos expone el filósofo Rafael Argullol esta sed desmedida de conocimiento es propia ya del hombre moderno: la necesidad trasgresora moderna de plantear el desafío a los límites de la vida expuesta entre el duelo de Fausto y el experimentado en la vida diablo Mefistóteles representa el estatus de la modernidad surgida de la Ilustración y la Revolución industrial con su continua investigación de los límites de la realidad en búsqueda de progreso y felicidad y la parte oscura de esa ambición con que la vida a veces nos sorprende. Un Fausto en cuya ambición intelectual ve como se le escapa la vida real.

Y para vuestra reflexión sobre en que lado estáis de este dilema entre vida y pensamiento os dejo con una canción subtitulada del grupo Radiohead llamada Reckoner (Pensador) basada en la alegoría de Fausto y ese experimentado y viejo diablo conocido también en su versión inglesa como Reckoner.


viernes, 11 de marzo de 2011

Tabula rasa: como empezar literariamente un nuevo mundo

Imaginemos que ante la cada vez más demostrada imposibilidad de progreso moral en un mundo donde la palabra progreso se asocia únicamente a lo material o lo económico, tuviésemos la posibilidad de comenzar de nuevo, de hacer tabula rasa, borrón y cuenta nueva. Poder ser creadores desde las raíces de una nueva sociedad es algo que ha fascinado desde siempre a pensadores, literatos y científicos.

Esa posibilidad de acabar desde un inicio con el racismo, el sexismo, la desigualdad en derechos y oportunidades, la violencia casi programada es sin duda un ámbito fértil para el estudio y los deseos. Desde ya hace siglos hay diferentes corrientes del pensamiento que postulan que el individuo nace con el cerebro en blanco a modo de tabula rasa y somos lo que aprendemos y por tanto somos seres construidos e influenciados desde el exterior. Lo que conforma una sociedad es completamente determinante para un individuo (aunque esto es algo ya descartado por la Ciencia).

Y sigue también presente en nuestras mentes modernas casi a modo fantasía y deseo de catársis el mito del buen salvaje de Rousseau donde se considera que el individuo es bondadoso por naturaleza y que ésta es amenazada por los vicios morales que una sociedad les inculca o transmite. Esta idea suscita todavía hoy en día grandes controversias en un mundo como el nuestro sometido al bombardeo diario de productos y publicidad creadora de necesidades no necesarias y deseos inalcanzables para muchos y por lo tanto frustantes.

Pero una de las grandes e interesantes preguntas que nos podrían surgir como creadores de esta nueva sociedad en Occidente quizás sería:  ¿Qué dos libros salvaríamos de la quema y nos los llevaríamos para comenzar este Nuevo Mundo?

La pregunta puede causar cierto desosiego en la elección ante la vastedad de la Literatura Occidental. Las preferencias personales también pueden ser amplias pero para mí la respuesta sería relativamente sencilla aún teniendo en cuenta lo injusto de la exclusión de gran parte de nuestra tradición literaria.

¿Y cuál serían estos dos libros?:

Por un lado sin lugar a dudas La Biblia: respetando que para muchos no es simple literatura, este libro recoge esa sabiduría vivencial premoderna acumulada a lo largo de los siglos y que tanto ha influenciado en el pensamiento y las artes en cualquier época. Es un libro que contiene un mundo en si mismo con sus leyes, experiencias y tradiciones, héroes y pecadores, organizaciones y conductas. Un libro con el que podríamos volver la vista atrás y desde su experiencia poder saber a que atenernos si tomamos ciertas decisiones.

Y de lo divino a lo humano y la relación entre ambos: el segundo libro elegido sería más bien una tipología o conjunto de libros y que podemos denominar como las Tragedias Griegas, una dramatización fascinante y magistral de todo lo humano: sus deseos y creencias, sus miedos, sus sueños, el destino y la libertad. Unos libros que nos servirían para conocer la esencia de lo que realmente somos como humanos, nuestras posibilidades, nuestras debilidades, excesos y limitaciones en un mundo a construir desde una nueva y necesaria mirada.

Y vosotros, como llamados a creadores de este Nuevo Mundo: ¿qué dos libros elegiríais?

sábado, 5 de marzo de 2011

El Alma Rusa: sufrimiento y melancolía

Todos tenemos ciertos momentos en nuestra vida en que nos sentimos algo alejados y distantes de nuestros deseos y objetivos vitales. Son momentos que bien por circunstancias externas o por pensamientos propios sufrimos ante una realidad o personas que a veces no se adecuan a nuestras expectativas. Si esta situación se mantiene en el tiempo puede interiorizarse y provocarnos una actitud vital  melancólica a modo de ese artístico spleen y angustia vital tan característico de los autores románticos y existencialistas ante una realidad que desbordaba sus sentimientos.

Una forma de exorcizar estos demonios internos y salir airosos de estas situaciones es sin duda comunicar y hablar con las personas en quienes confiamos. Pero otro diálogo que puede ayudarnos es también el literario con autores que en su propia idiosincrasia y forma de ser lleven incorporados esta experiencia a veces devastadora que conlleva el sufrimiento humano.

Y son a mi entender los autores y el Pueblo Ruso quienes quizás mejor representen este papel histórico de pueblo que ha tenido que lidiar con grandes catástrofes desde la época de los zares, al intento de invasiones naponeólicas y nazis o al totalitarismo estanilista del siglo XX.

El Alma Rusa describe perfectamente la característica de lo ruso: bravura, cordialidad, maximalismo moral (el famoso "todo o nada"), hospitalidad, primacía del corazón sobre la razón, místicismo e inclinación a desesperarse y a la melancolía y aversión al pragmatismo. Con frecuencia no son capaces de elegir entre la violencia y la contemplación ascética lo cual les provoca una inclinación a la anarquía o a lo revolucionario

Y su literatura es fiel reflejo de esa forma de ser que lleva interiorizada el Alma Rusa y que puede servirnos de ayuda reconfortante  y de catársis con su lectura: desde Tolstoi y su monumental Guerra y Paz o la conversión moral femenina  en su Anna Karénina pasando por Dostoievsky y el sufrimiento moral de sus personajes en Crimen y Castigo o Los hermanos Karamazov o acabando en el más moderno Vasili Grossman reflejando también el sufrimiento de todo un Pueblo ante la invasión nazi en su magistral obra Vida y Destino.

Toda una galería de personajes y un pueblo en busca de redención de ese sufrimiento y melancolía que a veces les acosa pero que con su actitud vital de resistencia y lucha despierta del letárgo no sólo a ellos mismos sino también a toda la humanidad proclamando el íntimo deseo de una libertad y felicidad que también es nuestro y que tanto puede ayudarnos en los momentos difíciles que a veces pasamos.

miércoles, 2 de marzo de 2011

La estética por excelencia en el Arte: el ballet clásico y la perfección

Cuando nos acercamos al Arte nuestros sentimientos y entendimiento se ven a veces extasiados por una fascinación ante una estética que despliega la perfección a la que puede llegar el Ser Humano si se lo propone. Y es que esa pasión con la que a veces llevamos a cabo las cosas son las que muchas veces sin que lo sepamos son dignas de admiración para otros seres humanos y da sin duda un sentido a lo que hacemos para nosotros y los demás.

Pero como todo lo humano esa pasión puede tener su reverso tenebroso y oscuro como bien sabían los griegos de la época clásica y desarrollaban magistralmente en sus Tragedias. Era consustancial a lo humano pecar de exceso, de desmesura, de hybris como ellos lo denominaban, y eso les condenaba sin remisión a un destino fatal, a toda una Tragedia Griega. Una desmesura que en nuestro mundo moderno colonizado por la psicología denominaríamos como obsesión o compulsión.

La reciente película Cisne negro protagonizada por Natalie Portman nos muestra excelentemente esa moneda de doble cara que puede tener a veces  la actividad artística. Basada en el ballet clásico, que es sin duda el arte en movimiento más estético por excelencia, nos envuelve en esa fascinación por la belleza de la perfección del movimiento que tiene detrás una prometéica carga de trabajo, práctica y en definitiva pasión que muchas veces, como le ocurre a la protagonista, puede acabar en obsesión por un objetivo de pureza que pocas veces es concedido como gracia por los Dioses al Ser Humano. Y la línea que pasa a la autodestrucción en esa obsesión es muy delgada y ésta ha sido desgraciadamente cruzada por muchos artistas a lo largo de la historia.

Y son también los propios Griegos, que sufrieron estas desmesuras en sus Tragedias, quienes nos dan la lección que podemos aprender para nuestra vida diaria: como decía uno de los siete sabios de Grecia: "Nada con exceso, todo con medida"